La siente, la escucha, la espera, y sueña. Se queda con su foto en un rincón y sueña encontrarla arriba, escucha susurrar un disco viejo que su Clara una vez le regaló. La lleva bien pegada al corazón, se alegra de nunca despedirla. Pero no va bajo la orilla caminando, porque sabe que era hermoso entre los dos.