¿Por qué siempre las cosas tienen que ser de un extremo u otro?
O blanco o negro, ¿por qué simplemente no podemos disfrutar de un gris momentáneo?.
Siempre que algo se desequilibra creemos perder el control, pensamos que todo está desornado,
nos cuesta aceptar que ese desorden es muchas veces la paz que hace tiempo necesitamos.
Quizás tambien sea ese desorden lo que va cambiando nuestras rutinas
y nos saca de encima esa cotidianeidad que tanto agota y destruye.
Muchas veces nos rehusamos a aceptar ese desequilibrio, esa mancha que transforma todo.
Pero no logramos entender que esa mancha no se va a borrar por más que lo intentemos,
que ese color negro no va a pasar a ser blanco por mucho que tratemos o esperemos.
Porque eso que cambia, cambia para siempre, y queda en nosotros cambiar con el o seguir esperando.
Una palabra, una acción, un comentario, una mirada, cualquier cosa por más insignificante o inoportuna que sea lo cambia todo.
Podemos estar perfectamente bien, pero basta con escuchar o ver algo que no es lo normal, para que en un segundo lo transforme todo.
Rompe con ese equilibrio, quiebra esa tranquilidad y nos rebota en la cabeza, haciéndonos pensar y dudar.
Quizás estropeamos todo por una simple mancha, por intentar descifrarla o borrarla, sin pensar que es esa mancha, la que muchas veces nos trajo a donde estamos.
Basta encontrar la paz, la tranquilidad, el poder estar bien, para que siempre alguno de los dos busque una pelea, genere una discusion.
Ni yo, ni vos nos podemos ver bien ni podemos encontrar la tranquilidad.
Ya sea por nosotros mismos o por algo de afuera, siempre existe 'eso' que rompe con todo.
Rompe con la estabilidad, nos desequilibra, nos mancha, nos hace dudar, pensar.
Nos rebota en la cabeza hasta que encuentra el punto justo donde detonar y hacer explotar todo de la peor manera.
Yo con mi caracter, vos con tu histeria.
Vos y tus modos, Yo y mis silencios.
Yo y mis dudas, vos con tus dobles sentidos.
Siempre algo nos modifica, nos cambia o nos transforma.
Por mi.