Ya no tengo tu cigarro en desayuno
Y aprendí a echarlo de menos, te lo juro.
Se ha instaurado la ilusa ilusión
De un olvido repentino burlando a un tiempo lerdo.
Ya no tengo aquella risa terapeuta y este espanto tenebroso no da tregua.
Me ha quedado una existencia belicosa
de una paz que hizo a mi vida encantadora.
Ilusa ilusión de un corazón que, por desgracia sólo me da a elegir, por vos o su eutanasia.