Esta noche huele a
escalofríos
y a motín
descorazonador,
huele a pez espada
en las costillas
y a caballo blanco
en mi cabeza.
Esta noche vuelven
tus palabras
afiladas con
comodidad.
No quiero ser parte
de tus “abracadabra”
ni de tus jueguitos
de
“a ver quién
aguanta más sin pestañar”.
No soy quien te
está jodiendo el puchero y vuelve de cero.
Quizá, mi amor,
estés apuntando el cuchillo a sombras sin brillo.