Hoy, el mundo te
reconoce
como la niña sagaz
que hizo diáfano al más croto que han sabido percatar.
Se escucha hoy tu voz en su contestador.
Manejas los hilos de su velador.
No se vanagloria por la absurda
historia
del sátrapa astuto, del más
seductor...
Pero ahí seguís vos, che.
Sin festejos, ni condecoración.
Peleando hasta el día que este croto
no juegue más cartas de olor a traición,
Y se coma uno por uno los porotos.