Sabíamos no decirnos nada
conservando en apariencia,
una amistad consolidada.
Sabíamos no exigirnos mucho.
Hola. ¿Qué hacés?, convidame un pucho,
que me tenés abandonada.
Vos con tu mochila a cuestas.
Yo con la excusa perfecta, para charlar de pavadas.
Yo con la excusa perfecta, para charlar de pavadas.
Quiso el destino que esa noche hiciera calor
y que el ruido de la gente me hiciera hablarte al oído.
Y si el diablo se contenta con que yo dude un instante.
Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor.
¿Quién sabe?
(me encanta cambiar las letras de las canciones)