mirada dura como pan de ayer,
sonrisa de madera
tallada para quien la quisiera ver.
Manitos congeladas,
piecitos fríos como el invierno,
quien no sepa abrazarla
se va a pasar la noche al infierno.
Empieza a esquivar notas moviendo su cabeza
Y entonces la belleza
se aferra a su cintura de avispa...
(Sobra la chispa)
Aliento a hierba fresca
y un tonto se enreda en sus pestañas,
no es raro que parezca
la historia de la mosca y la araña.